Ante el cierre de fronteras, los mercados alternativos

Los mercados locales surgen como una opción real.


Redacción La Coperacha
Ciudad de México // 27 de enero de 2017

Ante la abierta guerra comercial que Donald Trump ha impuesto a México desde su primera semana como presidente de Estados Unidos, aquí, de este lado del muro, los mercados alternativos y locales surgen como una opción real.

Mientras Trump planea cobrar un arancel del 20% a los productos mexicanos para pagar su muro, cierra la frontera a 100 toneladas de aguacate y ningunea a Peña y Videgaray, tan sólo en la Ciudad de México hay miles de pequeños productores que buscan un espacio en los nuevos mercados, denominados también orgánicos, veganos o locales.

En lugares como el Tianguis Orgánico de Chapingo, el Mercado el 100, el Bosque de Agua, el Foro Tianguis Alternativo, el Mercado Alternativo de Tlalpan o el Tiankiztli, los productores se han organizado desde hace más de 10 años (en el caso más antiguo), bajo esquemas de producción sustentable, sin intermediarios y con consumos soberanos.

De camino a la soberanía
Para Adelita San Vicente, directora de la organización Semillas de Vida, el papel de los mercados locales o alternativos en esta coyuntura es fundamental y central. “Veo muy interesante el camino a la soberanía por muchos lados en la realidad y no en el discurso”, señala.

Explica que actualmente los mercados alternativos ofrecen no solamente los productos comestibles, sino otros que antes uno pensaba que sólo podrían conseguirse en los supermercados como los jabones, shampús y hasta las cervezas.

“Vamos a terminar agradeciendo a Trump que se acabe el TLC, que se quite esta liberación de productos y lo que tenemos que hacer es fortalecer nuestra economía”, afirma la también titular de la Demanda Colectiva contra el maíz transgénico.

El Tianguis Orgánico de Chapingo (Toch) fue el pionero de esta oleada de mercados. Desde 2003 nació como un sistema de entregas de productos orgánicos de maestros o egresados de la Universidad Autónoma de Chapingo. Inmediatamente creció al tamaño de un mercado por el número de productores que se adhirió.

Ubicado en calle Igualdad, en el Pueblo Cooperativo de Chapingo, actualmente ofrece frutas, vegetales, carnes, lácteos, huevos, miel, café, jarabes y salsas, productos biodegradables de limpieza, una biblioteca y el primer sistema de certificación participativa.

Capacitar para generar empleo o economía solidaria
Egresada de Chapingo, la ingeniera Verónica Alcántara, especializada en la producción orgánica de guajolote, sostiene que además los mercados alternativos “alejan la dependencia de insumos que no se producen en el país al generar compostas”, con ello también se quitan los insumos que vienen del petróleo y contaminan más, explica.

Alcántara ubica el papel de los alternativos en “seguir haciendo lo que han estado haciendo”: fomentar la producción local, el consumo de productos frescos, mejorar la producción con una perspectiva agroecológica y capacitar a nuevos productores.

Si se induce a los jóvenes que no tienen trabajo para que se acerquen a la producción agroecológica, la gente se dará cuenta que tiene esta opción de vida más libre con menos presiones, plantea. “A lo mejor al principio para autoconsumo pero después de dominar las técnicas para vender a nivel local”, agrega.

La alternativa la mira en crear grupos, primero entre familias, entre vecinos, empezar por separar la basura, hacer compras colectivas a productores locales, sembrar algunos vegetales y hacer economía solidaria: “a lo mejor un peluquero por un corte de cabello recibe 12 huevos o una parte, porque hay gastos que se tienen que pagar”.

“Las relaciones de intercambio y de bienestar pueden ser a la larga mejores que el pensar en el dinero”, afirma la ingeniera. Señala que resolver los problemas en lo individual a la larga no es posible.

¿Y las autoridades?
Para la fundadora del Mercado Alternativo de Tlalpan (MAT), Julia Álvarez de Icaza, la mancuerna de sociedad civil y políticas públicas tienen un papel preponderante. Afirma que es bueno que los mercados surjan desde esfuerzos autónomos pero también las autoridades, “en su papel de administradores de los recursos públicos, deben destinar parte de ellos al fortalecimiento y organización de estos espacios”.

En la experiencia del MAT, un tianguis orgánico que surgió hace tres años y medio en el sur de la capital mexicana, las políticas públicas impulsaron al mercado en beneficio de los productores. “Hasta que cambió la administración de Tlalpan el diálogo y el apoyo fueron diferentes, a partir de eso pudimos abrir el segundo espacio en un sitio de la delegación”.

EL MAT tiene una larga lista de productores interesados en un espacio para ofrecer su trabajo. “La Ciudad de México tiene una zona productiva muy importante, hay miles de productores”, sin embargo “se necesita voluntad política para los mercados alternativos”.

Verónica Alcántara y Adelita San Vicente coinciden en que es necesario renovar los mercados, dotarlos de infraestructura y espacios. La especialista en producir guajolotes orgánicos plantea “dar espacios accesibles, no limitarlos con regulaciones arbitrarias, las políticas agropecuarias no debe ser nada más dar dinero sino dar capacitación, dar otro tipo de apoyos”.

A su vez, Adelita San Vicente sugiere además modernizarlos, “poder pagar con bonos o vales, o facturar”. Luego propone cerrar la cadena, “que la gente empiece a producir cosas, no se trata solamente de comprar y vender”.

¿Dónde están?
En la Ciudad de México la lista es larga y las opciones variadas. Están por ejemplo el Foro Tianguis Alternativo Ecológico, que se pone los sábados en avenida Álvaro Obregón 185, colonia Roma. Está también el Bosque de Agua, con domicilio en Nicolás San Juan 616, colonia Del Valle.

Se puede visitar el Mercado el 100, un espacio que ha sido reconocido y nombrado Mercado del la Tierra por Slow Food Internacional, en su sede en la Colonia Roma, en la Plaza Río de Janeiro o en la del Lanzador.

También está el Mercado Alternativo de Tlalpan los sábados en calle Triunfo de la Libertad 9, centro de Tlalpan, y los domingos en el Bosque de Tlalpan. Finalmente el Tiankistli es un esfuerzo de productores de Xochimilco, principalmente, que buscan espacios como la Universidad Obrera de México, en San Ildefonso 72, Centro Histórico.

La Coperacha

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