Mujeres cambian su realidad a través de cooperativas en Afganistán

A 15 años de la caída del régimen talibán sigue como lugar difícil para ellas.


Redacción La Coperacha
Ciudad de México // 8 de marzo de 2017

De acuerdo con Alianza Cooperativa Internacional (ACI), las sociedades cooperativas estuvieron prohibidas durante varios años en Afganistán, y no fue hasta hace 15 años que se permitieron. Hoy en día, ACI calcula que se han pre-registrado unas 3 mil cooperativas, pero reconoce que muchas de estas no están todavía familiarizadas con los valores y principios cooperativos.

Datos del departamento de Agricultura de Badakhshan, una de las provincias afganas en donde más se han formado cooperativas, reporta que unas mil quinientas mujeres trabajan activamente en los sectores agrícola y empresarial en toda la provincia. Hasta ahora existen una 18 cooperativas de mujeres que se han formado con ayuda de recursos internacionales.

Cooperativas en la montaña afgana
La agencia de información Agence France-Presse (AFP) publicó recién un reportaje audiovisual que retrata el trabajo cooperativo de mujeres apicultoras en las montañas de Bamiyan, Afganistán. Mujeres que trabajan la apicultura en familia, producen miel para después procesarla, envasarla y distribuirla como empresa cooperativa.

La provincia montañosa central de Bamiyan es una de las regiones menos desarrolladas de Afganistán, en esta región la apicultura es un complemento y una oportunidad para las mujeres que viven en un contexto rural. En los últimos años se ha logrado la creación de cooperativas apícolas varias auspiciadas y alentadas por la Organización de Naciones Unidas (ONU).

Mujeres cambian su realidad
Fátima es una mujer madura que tiene siete hijos, con ellos y junto con su esposo, forman parte de una cooperativa de producción de miel en Bamiyan. Aunque no es nada común que en el Afganistán rural las mujeres y hombres trabajen juntos, aquí ha sido posible, incluso con el liderazgo de Fátima.

“Estoy muy contenta, mi esposo, mis hijos y yo, nos mantenemos ocupados con esta actividad. Mi marido se dedica a la venta de equipos de apicultura y mi hijo me ayuda a llevar el equipo pesado que yo no puedo manejar”, explica Fátima a la Agencia de Noticias de Francia (AFP, por sus siglas en inglés).

En el campo la participación de las mujeres es mal remunerada y no tiene el reconocimiento que merece, esta situación cambia de manera paulatina al lograrse la conformación de cooperativas. Aunque el trabajo con mujeres en el área de la apicultura comenzó en 2005, ha sido a partir de 2012 que las cosas empezaron a cambiar y se han visto resultados exitosos en Afganistán.

En la provincia de Bamiyan de las 400 personas que trabajan en la producción de miel en las montañas, 200 son mujeres. Sólo ahí se producen unas 14 toneladas de miel al año. Sayed, esposo de una mujer apicultora explica que una organización fue quien capacitó a su esposa por mucho tiempo. “Ahora yo hago la misma actividad. Yo la apoyo al cien por ciento. He visto todos los problemas que enfrenta”, explica.

Expansión de cooperativas
A pesar de que han pasado 15 años de la caída del régimen talibán, en Afganistán es un lugar difícil para las mujeres. Datos de 2016 indican que sólo el 10% de las trabajadoras asalariadas trabajaban fuera del sector agrícola y ganan 30% menos que los hombres.

La expansión de esta forma ha sido creciente y exitosa, la provincia de Badakhshan es una de las zonas con más repercusión en la formación y trabajo de cooperativas en Afganistán. Ahí unas 750 mujeres de la región han participado en proyectos patrocinados por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

Shaima, una de las socias, narra que antes de recibir el entrenamiento “no estaba familiarizada con la plantación profesional de árboles y el cultivo de hortalizas, y por lo general mis granjas estaban afectadas por desastres naturales”.

Nazifa Natiq, funcionaria de la FAO responsable de la ejecución de los proyectos locales en Afganistán, resalta el éxito de las cooperativas porque las mujeres trabajan juntas como miembros de la cooperativa en lugar de individualmente.

“Basándonos en nuestra experiencia, las mujeres que trabajan en un grupo para la apicultura obtienen mejores resultados que trabajar individualmente”, dijo Natiq, quien ha informado que se prepara un segundo proyecto apícola.

La Coperacha

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